Etiqueta de los vinos: ¿debería incluir información nutricional?

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La legislación europea define los alimentos como cualquier sustancia o producto destinado a ser ingerido por los seres humanos, incluyendo las bebidas. El vino, junto con el resto de bebidas alcohólicas, se considera un alimento a efectos legales. Sin embargo, la etiqueta de los vinos no muestra la información nutricional exigida para la mayoría de los alimentos.

Mientras se debaten los motivos que justifican la ausencia de información nutricional en las bebidas alcohólicas, diversas organizaciones de consumidores y de salud pública ya están proponiendo que se establezcan nuevas normas en el etiquetado, especialmente en lo que se refiere a la declaración del valor energético.

Normas en el etiquetado de los alimentos

El Reglamento (UE) N° 1169/2011, sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, establece la información que debe acompañar a los alimentos destinados al consumidor final. Estos alimentos deben incluir en el etiquetado datos como la denominación del producto, la lista de ingredientes y las cantidades, la fecha de caducidad, el grado alcohólico o la información nutricional, entre otros.

Pero existen algunas excepciones para las bebidas que poseen un grado alcohólico superior a 1,2%, en cuyo caso no es obligatorio indicar la lista de ingredientes ni la información nutricional. La lista de ingredientes incluye la declaración de todos los ingredientes que contiene el alimento, mientras que la información nutricional hace referencia al valor energético, o calórico, del alimento, junto con las cantidades de grasas, ácidos grasos saturados, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal.

En general, los vinos tienen una graduación alcohólica no inferior al 8,5% (puede ser inferior en algunos casos), por lo que están incluidos en este grupo de alimentos exentos de declarar toda la información en la etiqueta. Aunque sí deben informar de otros datos como la denominación del producto, el grado alcohólico o los ingredientes que pueden causar alergias.

¿Cuál es el futuro del etiquetado del vino?

En marzo de 2017, por orden del Reglamento, se publicó un Informe de la Comisión Europea en el que se examinaba si es conveniente que las bebidas alcohólicas queden exentas de esta obligatoriedad. En el informe, la Comisión concluía que no encuentra motivos para justificar la ausencia de dicha información en las bebidas alcohólicas. Como punto final, instaba a la industria a presentar una propuesta de autorregulación, que será evaluada por la propia Comisión.

La industria de las bebidas alcohólicas, representada por diversas organizaciones europeas, presentó en marzo de 2018 su propuesta de autorregulación. En ella, se comprometen a indicar las calorías y los ingredientes por cada 100 ml de producto, pudiendo comunicarlo mediante la etiqueta o a través de otros medios.

Ahora, es la Comisión quien deberá evaluar esta propuesta y decidir si se llevan a cabo otras medidas de carácter reglamentario o no reglamentario.

Razones para incluir la información alimentaria en el vino

Las normas de etiquetado se han ido desarrollando a lo largo de los años para facilitar la libre circulación de alimentos en todo el territorio europeo. Hay que tener en cuenta que el objetivo de la legislación se basa en proteger la salud y los intereses de los consumidores, de modo que puedan seleccionar los alimentos que consumen entendiendo todo lo que ello conlleva.

Uno de los argumentos que se han dado para justificar la ausencia de información es que el vino es un producto fruitivo, es decir, que se consume por mero placer. Sin embargo, más allá de los motivos que puedan llevarnos a consumir un alimento, no deja de ser algo que ingerimos y cuyos componentes van a ejercer un efecto en nuestro organismo, para bien o para mal. En todo caso, el consumidor tiene derecho a conocer las características de todos los productos alimentarios, para poder tomar sus propias decisiones basándose en esta información.

Por otro lado, cuando hablamos del etiquetado de las bebidas alcohólicas, una de las cuestiones que más preocupan es la declaración del valor energético. Muchas personas desconocen la cantidad de calorías que contiene una botella de vino y el aporte energético que su consumo puede suponer para la dieta. Deducirlo a partir de la información que presentan las etiquetas actuales resulta demasiado complicado o tedioso. Por tanto, indicar las calorías en el etiquetado facilitaría al consumidor esta tarea.

Además del valor energético, hay otros datos que pueden resultar de interés y que son desconocidos para la mayoría de los consumidores: los componentes nutricionales del vino. Conocer la presencia o la ausencia de ciertos nutrientes puede ayudarnos a entender los efectos del consumo de vino en el organismo. Algunos vinos, por ejemplo, contienen cantidades significativas de azúcar o de hierro, mientras que el contenido de vitaminas es poco relevante.

En cuanto a la propuesta de mostrar la información nutricional a través de otros medios distintos del etiquetado –como páginas web a las que se accede mediante un enlace o un código QR visible en la etiqueta–, es cierto que puede resultar útil como medida complementaria para mejorar la comunicación y llegar a una mayor cantidad de público. Pero cabe preguntarse si estos medios son lo suficientemente efectivos, por sí solos, para garantizar el conocimiento de todos los consumidores. Más aún cuando existe una opción más directa y accesible. Y de ser así, ¿por qué otros alimentos deben incluir la misma información en la etiqueta del envase?

La información nutricional en el etiquetado del vino es un tema que genera mucha polémica. Como se deduce de diversas encuestas realizadas sobre la población europea, los consumidores están cada vez más interesados en conocer las características nutricionales de los productos que consumen. Tampoco podemos ignorar los inconvenientes que pueden suponer estos cambios para la industria vitivinícola, constituida en gran parte por pequeñas y medianas empresas. Por todo ello, es preciso encontrar un camino que proteja los derechos de los consumidores sin perjudicar los intereses de la propia industria.

Ester Fernández Quintá
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética